miércoles, 30 de septiembre de 2009

Los puerros no son para el verano

Vaya chasco... me he puesto a buscar información sobre los puerros para documentar el post, y lo primero que descubro es justo lo contrario de los que yo pensaba: que la temporada del puerro no es precisamente la primavera-verano, sino los meses de septiembre a marzo que es cuando realmente maduran.

Pero mi intención era presumir de los puerros que hemos comido estos últimos meses procedentes de la huerta de L.A., y voy a hacerlo igualmente ;). Éste es el primer año que mis suegros plantaron puerros, y todos estamos muy contentos. Para ser sinceros, son unos frutos un tanto raquíticos comparados con los que estamos acostumbrados a ver en el mercado, pero de sabor muy rico.

La mayoría de recetas que tengo seleccionadas son de puerros gratinados, bien con queso, nata o bechamel (CF nº 139 y 141 por ejemplo), que en la mayoría de casos proponen la alternativa de sustituirlos por palmitos. También hay otras muchas que consisten en prepararlos en forma de rollitos con jamón, y eso es precisamente lo que hice este verano. Véase aquí la muestra junto a una minitortilla.

Ayer sin ir más lejos cociné unos Tortellinis con purrusalda del CD nº 145, fantásticos tanto por la crema (condimetada con orégano) como por la pasta rellena de ricotta y espinaca de eismann. Últimamente no estoy demasiado acertada ni con la presentación de los platos ni tampoco con las fotos, pero siempre nos quedará el scáner...

Además del cultivo ecológico, los puerros también han llegado a nuestras vidas a través de conservas El Juncal (gracias a Silvia por su importación), y para estos otros he reservado otra elaboración clásica: los puerros con vinagreta. En el mismo bote viene la receta, y si no siempre se puede consultar la de Simone, ilustrada magistralmente por Secocina.com. Pero salvo esto último, no se me ocurre nada bueno que decir sobre el resultado, así que pongo la foto del frasco, que al menos encierra mejores expectativas.

En cuanto a la tradicional vichyssoise, no soy muy aficionada a las cremas frías de verduras (salvo el gazpacho y el samorejo), pero si la huerta sigue produciendo habrá que probarla ¡y tan contentos! Y para poner el toque sofisticado a este repertorio de recetas, unos Bocaditos de puerro y manzana (con patata) del CF nº 139, que me encantaría hacer para mi próxima "recepción" en casa.

Esto es todo lo que ha dado de sí el puerro este verano, pero promete seguir muy presente en mi cocina a lo largo de todo el año :)

lunes, 28 de septiembre de 2009

La huerta: ¡hasta el año que viene!

Realmente esta despedida ha sido ya hace unas semanas, pero hoy la repito aquí formalmente con estas fotografías todavía veraniegas.

A los puerros ya los conocéis de un post anterior, pero os presento a esta bonita calabaza manchega y estos hermosos tomates gallegos.

La primera nos la dio mi suegro, que según nos contó procedía de una cosecha no apta para el comercio, y por eso el agricultor las regalaba a todo el que quisiera darles otra oportunidad. Nosotros se la dimos, pero el resultado fue bastante mediocre, aunque creo que tuvo más culpa nuestro esceticismo que su calidad real. El caso es que sólo hice unos bastoncitos fritos (rebozados con harina, ajo y perejil), y aunque estaban muy ricos tiramos el resto de la calabaza.

En cuanto a los tomates, una auténtica delicia. Eran del pueblo de la madre de Sonia, y ella y Enrique nos los regalaron un día que vinieron a casa. Qué sabor tan intento, qué jugosos, los mejores tomates que he comido este verano, si hasta me bebía el jugo de las ensaladas...!

De eso sabe mucho mi suegra, que este año ha tenido litros y litros de zumo de tomate de su huerta, y eso sin triturarlos, sólo con dejarlos escurrir después de troceados. Y con los trozos hizo pollo con tomate, conejo con tomate, magro con tomate (de los que hemos dado buena cuenta), pimientos con tomate, tomate frito, pisto... ja ja ja, ¡lo que cunden los productos de una huerta!

Por último, un homenaje a las hierbas aromáticas que también han crecido este verano en L.A. y que aún siguen en mi cocina, ¡por fin he encontrado un sitio donde sobreviven!. Aunque ahora la hierbabuena está pachucha, confío en que saldrá adelante.

Guiso de patatas con chorizo [y pimientos]

Hoy he vuelto a hacer este plato en casa para 6 personas, una de mis recetas de cabecera desde que la descubrí hace años en la web de Karlos Arguiñano. He estado buscando la misma página para pegar aquí el enlace y no la he encontrado, pero esta otra referencia es también muy buena: Patatas a la riojana, o guiso de patatas con chorizo.

No le dedico este post al guiso sólo porque lo haya hecho hoy, sino porque hace unas semanas lo preparé en las fiestas de mi pueblo para cenar todos juntos en la peña. Comida para 10-12 personas, no todas de confianza, asi que fue todo un reto y quería mencionarlo aquí en mi blog :)

En resumen, este guiso es para mí una apuesta segura cuando se trata de una comida popular o informal para un grupo numeroso de personas, por ejemplo en el campo. Facilísimo de hacer, servir y comer, barato, con ingredientes sencillos y tradicionales que gustan a todo el mundo, y muy sabroso.

Tengo que aclarar que yo no utilizo pimiento morrón rojo sino verde, y ahora me planteo si quizá debería probar a condimentarlo con el pimiento choricero (¿o son ñoras?) que tengo en la despensa. Para empezar, creo que debería aclarar bien la diferencia entre pimiento rojo seco, ñoras, pimiento choricero, etc.

Para ello he encontrado este enlace muy completo: http://www.sabormediterraneo.com/r3.htm. Y con eso, y un poco de Wikipedia y Consumer, he llegado a las siguientes conclusiones: las variedades de pimiento se clasifican en dos grandes grupos según su sabor en dulces y picantes. Los dulces pueden ser rojos, amarillos o verdes, de forma y tamaño diferentes. Dentro de este grupo se incluyen tanto el pimiento morrón como el dulce italiano. Entre los picantes figuran los populares pimientos del piquillo, del Padrón y los de Gernika.

El pimiento choricero es una variedad del pimiento rojo que se suele secar al aire en ristras para que se conserve mejor, y se emplea en la cocina sólo la pulpa hidratada del mismo. La ñora aunque es un pimiento que se seca también al sol, se distingue claramente del pimiento choricero en que éste último es más alargado, mientras que la ñora es casi redonda. Ambos no se deben intercambiar en las recetas (en esto se insiste mucho en todos los sitios), los sabores son muy diferentes y los resultados del plato pueden ser muy desagradables e inesperados.

Con ñoras puedo hacer salsa romesco, mojo picón o un arroz a la alicantina. Con pimiento choricero haría una salsa vizcaína y otras para acompañar pescado, o unas sopas añejas de pan y ajo. No sé, me gusta todo... ;)

Nota 18-05-10: en el Cocina Fácil nº 146 de enero 2010 viene una receta de Patatas Riojanas enviada por una lectora. Así he sabido que este plato tiene 405 Kcal, ¡qué poquitas!

lunes, 14 de septiembre de 2009

El puré de patata

Los deseos de mi Anónimo son órdenes para mí, así que aunque todavía no estoy preparada para reanudar mi actividad bloggera al 100% de mi rendimiento, debo hacer una breve mención del aludido.

Adoro el puré de patata, pero eso no tiene nada de especial puesto que es una receta básica, sencilla, natural y yo diría que indiscutible. La cuestión es que me gusta ¡¡el de sobre!! Estoy casi segura que se debe a algún tipo de asociación emocional que hago inconscientemente con algún suceso de mi infancia...

Puede ser que lo relacione con el "Puré de cumpleaños" que mi abuela Carmen nos preparaba a mí y a mi hermano en Sauquillo cuando éramos pequeños. Nos encantaba, y siempre se lo pedíamos para cenar. Pero el suyo era mucho menos espeso porque llevaba mucha leche (para crecer supongo, je je)

También tengo muy buenos recuerdos de cuando mi madre nos dejaba preparar el puré de sobre, y nos confiaba la responsabilidad de medir el agua, la leche, la mantequilla... y luego echábamos los copos y empezaban a engordar "tan ricamente". Luego estás deseando que pase el tiempo estipulado en el paquete para poder removerlo y que quede esa textura tan suavecita como por arte de magia.

En el comedor del colegio también nos lo ponían, lo que a menudo nos ayudaba a enmascarar una carne insufrible, y aunque de aquella comida no es fácil conservar un buen sabor de boca, sí se tiene nostalgia de esa etapa en general: las bromas en la fila, el ritual del autoservicio, las cocineras tan cariñosas (no todas claro), los profesores desviviéndose porque comieras bien, el recreo de después... Todavía hoy cuando como en algún comedor colectivo de ese tipo, reconozco olores y sabores de entonces que me resultan entrañables :)

Ya lo ves niño, todo eso y más significa para mí el puré de patata, y por eso lo hice el otro día para acompañar nuestras burguer pavo-pollo de Mercadona. Pero lo bueno vino después, que se me ocurrió hacer una masa con el sobrante + salteado de berenjena + jamón serrano + cebolla y ajo y preparar estas hermosas croquetas.

La próxima vez intentaré hacer una foto del interior, pero es que una vez nos ponemos a comer pierdo la noción... Hasta pronto!