martes, 28 de julio de 2009

Finde de gastronomía serrana (I)

Hace algunas semanas que mi Anónimo y yo nos apuntamos a un Taller de Reportería Casera impartido en un Centro Rural de la sierra madrileña (que comentaré en la segunda entrega de este post), y qué mejor oportunidad para pasar el fin de semana disfutando del paisaje y la gastronomía de la zona.

El sábado decidimos ir un poquito más allá y visitamos Ávila, atraídos claro está, por su patrimonio histórico y artístico, pero también por su cultura del tapeo y sus carnes rojas, que todo hay que decirlo.

El momento del aperitivo no nos decepcionó en absoluto: hay buen ambiente y mejores tapas, y prueba de ello es esta paellita individual tan "salada" y tan rica que nos pusieron con la primera caña, ¡la pareja perfecta para mi sartencita!

Siguiendo con el paseo nos topamos con este maravilloso escaparate en una de esas pastelerías-confiterías tradicionales tan encantadoras que se encuentran en las pequeñas ciudades castellanas.

Sólo de verlo se nos hizo la boca agua, y así pasó, que llegamos a comer al restaurante que habíamos reservado y arrasamos con el menú, y a su vez el menú arrasó con mi flora gástrico-intestinal pero eso no viene ahora a cuento...

Entre los platos más tipicos de la zona están las Patatas Revolconas y los guisos con Judías D.O. El Barco de Ávila, normalmente acompañado de productos del cerdo (torreznos, chorizo, oreja, morcilla, etc.), y por supuesto la reputada carne de vacuno. De ésta he leído que procede única y exclusivamente de la raza autóctona Avileña Negra Ibérica, que se caracteriza entre otras cosas por su gran tamaño. Prueba de ello es la siguiente foto del famoso "Chuletón de Ávila"

Dimos buena cuenta de todo ello, además de un Solomillo de cerdo con reducción de PX, y los pertinentes postres, en fin, una auténtica bomba de relojería para el organismo. Reconozco que mientras estás comiendo se disfruta, ya lo creo que sí, pero las consecuencias son desastrosas...

Ya para rematar, en Peguerinos nos cenamos unas raciones de fritura, croquetas, gambas con gabardina y bacalao rebozado, fantásticamente hechas, crujientes, sabrosas, pero fritura al fin y al cabo. ¿Se puede ser más bestias e inconscientes?

Menos mal que al día siguiente, ya con el estómago purgado, enmendamos nuestros errores con una dieta saludable, degustada y elaborada en plena naturaleza. Una auténtica gozada que os contaré en los próximos días.

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